sábado, 6 de septiembre de 2008

Domingo 31 de agosto de 2008

DIA DE ORACIÓN
POR LOS PUEBLOS INDÍGENAS

“La Paz en la Araucanía,
fruto de la Justicia”
[1]

Pablo Castro Fones, sj.

La Comisión Nacional de Pastoral Indígena – Zona Sur, invita a todos los cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del centro-sur de Chile a aprovechar este día de oración como un espacio de diálogo, solidaridad y reflexión. Es la Iglesia, madre de misericordia y maestra de diálogo, la que nos recuerda que “la preocupación por el pueblo mapuche que amplios sectores ciudadanos dicen manifestar, no se condice con un esfuerzo real por escuchar la voz de sus dirigentes representativos y por comprenderlos en su propia cultura.”[2]

Es cierto. La mayoría de las veces en que opinamos sobre la realidad de los pueblos originarios, especialmente del mal llamado “conflicto mapuche”, lo hacemos basados en relatos y opiniones de no mapuches y en versiones poco afortunadas de medios de comunicación masiva con una notable falta de objetividad.

Hoy es un día especial. Hoy día toda la Iglesia de Chile reza por los pueblos originarios. Hoy día todo hombre y mujer de fe, indígenas y no indígenas, del norte y del sur, del mar y de la cordillera, del campo y la ciudad, escucha elevarse una plegaria a favor de los pueblos originarios de nuestra patria.

Hemos vivido un año difícil. Enero se inició con el asesinato de Matías Catrileo y con la prolongada huelga de hambre de Patricia Troncoso. Nuestros pastores-obispos levantaron oportunamente la voz. Nos recordaron que la relación de la sociedad chilena con los pueblos indígenas atraviesa un momento muy complejo debido al “desconocimiento, prejuicios y discriminación hacia los indígenas, de políticas que se han demostrado inadecuadas, y de una instrumentalización por parte de personas ajenas a esta realidad que obstruyen los acuerdos con agitación y violencia.”[3]

Por lo mismo, en este día, alzamos nuestros ojos al cielo, fijamos el corazón en nuestros hermanos y doblamos las rodillas sobre esta tierra sagrada para pedir al Señor de la Vida que superando los prejuicios, todos nos comprometamos en la construcción de una sociedad mejor, sin discriminación ni violencia, en donde la paz reine como fruto de la justicia, según el anuncio del profeta: “la justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre” (Isaías 32, 17). Como discípulos y misioneros, todos somos enviados en esta misión.


¿Qué podemos hacer?

Muchas veces nos preguntamos con sinceridad qué podemos hacer cada uno de nosotros además de rezar con fe sincera por el bien de nuestros hermanos y hermanas indígenas, mapuches, aymaras y rapa nui. Todos nosotros, los que habitamos el territorio del centro sur de Chile, territorio ancestral del pueblo mapuche, podemos contribuir. Todos, sin excepción. Como Iglesia, como cuerpo y como individuos, tenemos el deber y la urgencia de denuncia, anunciar y renunciar.

Denunciar toda injusticia y discriminación. La zona centro-sur donde nosotros vivimos representa también el lugar donde más se han sufrido. “Felices los que trabajan por la paz... Felices los perseguidos por luchar por la justicia”, son las palabras de aliento de nuestro Señor. Como Iglesia no podemos callar cuando hermanos nuestros son injustamente apresados. Cuando sus hogares son violentados. Cuando sus tierras han sido históricamente usurpadas. Cuando sus territorios y comunidades continúan enfrentando fuertes conflictos por la defensa de sus recursos naturales. Cuando su idioma se va apagando o cuando sus lugares sagrados son violentados. No podemos callar. La complejidad del problema no nos puede paralizar. No se trata solo de aquellos que están involucrados en la solución de grandes conflictos que acaparan la atención de los medios de comunicación, sino también de las situaciones que cada día denigran o discriminan la vida de nuestros hermanos en el campo o en la ciudad.

Anunciar que existe una forma distinta de relacionarnos, la buena nueva de Jesús y el küme mongen (la vida buena) mapuche. Una forma de relacionarnos reconociéndonos hermanos y hermanas por encima de toda diferencia de raza, cultura, situación económica o religión. “Busquen el Reino y su Justicia y lo demás se les dará por añadidura”. No hemos de temer en proponer, con nuestra palabra y con nuestra acción, un modelo diferente. En nuestras actitudes de cada día, en lo que hacemos o dejamos de hacer, en la fidelidad a lo que creemos. Allí se juega la construcción de una sociedad nueva. Todos podemos aportar.

Renunciar a nuestras propias actitudes que inciden en una mala convivencia. “¿Porqué miras la paja en el ojo de tu hermano sin quitar primero la viga que llevas en el tuyo”?, nos pregunta Jesús a todos. No debemos esperar a que los otros cambien. Por lo que nosotros hicimos a nuestros hermanos seremos juzgados, no por lo que hicieron los demás. Por eso es urgente que revisemos con honestidad nuestras actitudes y pidamos ayuda al Señor para desterrar de nuestra vida toda indiferencia, todo prejuicio, toda intolerancia, toda discriminación. Que superemos la pereza de no saber bien qué anhelan y qué esperan nuestros hermanos mapuches. Que la policía, las municipalidades y todos los organismos estatales actúen con equidad, con agilidad y superen todo rasgo de intolerancia y discriminación. Que nosotros, como Iglesia, superemos también las miradas uniformistas y abramos espacios internos para acoger el precioso don de la diversidad cultura en la manifestación de la fe, acogiendo como Ceferino Namoncura, el don de la santidad desde la identidad particular de cada pueblo.





BEATO CEFERINO NAMONCURA

“Quiero Ser Útil a mi Gente”
[1] La Paz en la Araucanía, fruto de la Justicia. Monseñor Alejandro Goic, Obispo de Rancagua. Presidente Conferencia Episcopal de Chile. Santiago, 14 de enero de 2008.
[2] La Paz en la Araucanía, fruto de la Justicia
[3] La Paz en la Araucanía, fruto de la Justicia

Día de Oración Por los Pueblos Originarios



Llovió toda la noche y amaneció lloviendo con furia... Supusimos que la gente de Tirúa sur no podría venir... Pero llegaron en masa las delegaciones de Curanilahue y Cañete... y llegaron nuestros invitados: don Teo, Pichún, los Quilapi y los Carinao, los Rebolledo y los Zamorano. En medio de la fuerte lluvia los kimche guiaron la plantación del rewe de canelo y luego todos hicimos oración y purrun. Largamente rezamos y largamente bailamos como si estuviéramos a pleno sol. Sin achicarnos por la lluvia, nos dejamos guiar por la sabiduría de los hombres de la tierra que se notaban felices y entusiasmados... Luego nos trasladamos todos al Centro Cristiano donde compartimos un desayuno de media mañana calentito y abundante. Hubo muy buen ambiente. Estábamos todos empapados... pero felices. Luego vino el purrun bajo techo que duró como media hora... Después se presentaron las comunidades y después compartimos la reflexión con el tríptico preparado para la ocasión donde compartimos a partir de la situación del pueblo mapuche la necesidad de denunciar toda injusticia y discriminación; así como la necesidad de anunciar que existe otra forma de relacionarnos al modo de la buena nueva de Jesús y el küme mongen (la vida buena) mapuche; y también la necesidad de renunciar a nuestras propias actitudes que inciden en una mala convivencia. Ciertamente lo vivido era un signo del Reino, chilenos y mapuches compartiendo desde la espiritualidad mapuche el regalo de la vida y de la presencia de Dios en medio de este pueblo. Al final los kimche nuevamente se reunieron, y luego de una larga y ceremoniosa deliberación en che dungun decidieron realizar las oraciones finales ahí mismo bajo techo. Todos quedamos felices y agradecidos por el encuentro.



jueves, 4 de septiembre de 2008

22 de agosto de 2008

‘Día de Oración

Por los Pueblos Indígenas’


Queridos Amigos y Amigas,

Nuestro último saludo fue para el día de Año Nuevo (We Tripantu), el 24 de junio. Muchos acontecimientos hemos vivido desde entonces. Aquí les cuento un poco.

El lunes 14 de julio dimos la bienvenida a Juan Ignacio Silva Domínguez, laico voluntario de Santiago que suspendió su 8º semestre de ingeniería comercial (UC), y se vino a colaborar con nosotros. Iniciamos junto a Ignacio una nueva propuesta de vida en comunidad, integrando jesuitas y laicos. En trabajo pastoral Ignacio acompaña dos comunidades rurales y además colabora en el Hogar de Cristo y en la Relmu Witral.

Julio fue el mes de las visitas. Poco después de la partida de Memo (con lo cual se nos acabaron nuestras vacaciones menores; ¡gracias Memo!), comenzaron a llegar muchos compañeros para visitarnos, para rezar, conocer o reposar de alguna gripe molesta. Aquí nos acompañaron en diversos momentos Juan Pablo Cárcamo, Pepe Yuraseck, Lucho García Huidobro, Gustavo Macaya, y Pablo Ruiz y Diego compañeros de Carlos en Granada. Y esto sin contar los 9 novicios que estuvieron de misiones. También nos visitaron algunos amigos y amigas de Concepción y Santiago. Como siempre, ha sido un gusto tenerlos con nosotros y nuestra casa está abierta para quienes quieran visitarnos.

Julio también fue un mes de misiones. Primero vinieron los jóvenes seminaristas de Concepción. Aunque fueron pocos días y les tocó lluvias intensas, ellos marcan una presencia eclesial en algunos sectores muy apartados donde nosotros no solemos llegar. Luego vinieron los novicios: Felipe, Nicolás, José Tomás y Carlos de segundo año, y Fernando, Pablo, Germán, Antonio y Cristóbal de primero. A ellos se sumó Juan Ignacio y se armaron cinco parejas de misioneros que se instalaron por una semana en Huallepen, Ranquilhue, Miquihue, Alto Quilantahue y Casa de Piedra. Fue una semana muy intensa y muy bendecida para ellos, para las comunidades y para todos nosotros. Ahora los novicios de primero están en el mes de ejercicios y nosotros los encomendamos especialmente en nuestra oración.

El equipo del Hogar de Cristo tuvo varios cambios. Ya se integró nuestro joven amigo Marco Garrido Cayupe como educador, y pronto se integrará nuestra conocida Pamela

Melo Antío quien deja su cargo de asistente comercial en la Relmu Witral para asumir un rol de coordinación en el Hogar. En la Relmu Angélica Pérez Pilquiman reemplazó a Pamela.

Aún no sabemos si los anunciados voluntarios de América Solidaria vendrán o no. Se nos hizo saber que no vendrían debido a la situación de conflictos en la zona. Ya manifestamos nuestra molestia pues consideramos absurdo calificar el territorio como peligroso y además, si así fuera, América Solidaria tendría que hacerse presente. Estamos a la espera de una resolución definitiva. Aprovechamos este tema para manifestar nuevamente que condenamos todo uso de la violencia en la reivindicación de la causa mapuche. Lamentamos lo sucedido en Vilcún tanto como condenamos la violencia policial en contra de algunas comunidades, el uso abusivo de la ley antiterrorista utilizada contra los mapuches y la difamación masiva de todo un pueblo realizada por muchos medios de comunicación.

En casa estuvimos varios días sin luz y sin agua (de hecho, ahora estamos sin agua nuevamente). La empresa Claro tiene un contrato con nosotros para conectar su antena a la energía eléctrica de la casa. Ellos pagan la cuenta... pero esta vez no cancelaron más de tres meses seguidos ¡y estuvimos cinco días con el suministro cortado! Por suerte eso ya se ‘a-claró’. Y el agua. ¡Uf! Difícil mantener funcionando bien un sistema de agua comunitaria que se hizo para 25 casas y ahora ya son más de 60. Cada vez que se rompe una matriz pasan tres o cuatro días antes de descubrir la falla. En fin. Por el momento no es tan preocupante porque funcionamos como los antiguos: juntando agua de lluvia (¡y ciertamente que no nos ha faltado!). Si alguien sabe de tecnología de agua (me han hablado que aquí funcionaría bien instalar punteras), que nos dé su opinión.

Carlos se encuentra en Perú en el 7º Encuentro Latinoamericano de Jesuitas del Apostolado Indígena. A su regreso, esperamos que nos ofrezca un vivo relato de su experiencia. Por último les recordamos que este domingo 31 de agosto la Iglesia de Chile celebra el “Día de Oración por los Pueblos Originarios”. Les copio a continuación un breve texto de motivación basado en las últimas declaraciones de Monseñor Goic. Ojala puedan difundirlo.

Desde Tirúa los saludo en el Señor,

Pablo Castro, sj.